Primero las fotos y luego el texto (fotos de Víctor, Carmelo y mías).
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http://picasaweb.google.es/cdzerpa/040Junio2010
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Afortunadamente hay cosas en la vida muy gratificantes que resultan ser las más sencillas, las más simples. Esas cosas que solo dependen de nosotros y de nada más, esas que no se compran con dinero, esas que nos rodean y que muchas ocasiones ignoramos y nos resultan invisibles.
Hoy en día vivimos en un mundo algo irreal, rodeado de elementos que no nos hacen feliz. Donde centramos nuestra felicidad entorno al dinero y al consumo, a elementos tangibles, donde para muchos la felicidad es proporcional a nuestras pertenencias, al dinero.
Esta venda que nos tapa los ojos, parece ser cada vez más tupida y oscura. A través de las experiencias y vivencias de nuestros mayores sabemos que en pocos años ha cambiado nuestro entorno. Hace algunas décadas quizás los valores básicos de la vida tenían mayor valor y aprecio por parte de todos, y la felicidad estaba en cualquier cosa sencilla.
El 19 de junio ocurrido una des estas cosas sencillas, simples, gratuitas que para muchos ha supuesto un gran saco de felicidad y gratificación. Este día nos juntamos un buen número de personas para realizar la ruta 0-4-0 (playa del Socorro – pico del Teide – playa del socorro). 36 era el número exacto de personas dispuesto a ello.
Gracias a nuestro amigo Suso G. este día, aparte de lo deportivo, también fue un día solidario. Él nos había propuesto una recogida de alimentos por parte de los asistentes este día, para juntarlos con los otros kilos de comida que se recogerían en el cross de San Benito, organizador también por él. Entre todos conseguimos reunir una gran cantidad de alimentos, destinados a las personas con menos recursos.
Vamos a decir que esta aventura comenzó como otras muchas, en la cama y sin dormir, esperando a que suene el despertador. Ya me ha pasado varias veces, aunque me tengo que levantar temprano para la faena, es tanta la ilusión y los nervios que no hace falta despertador, yo ya estoy con los ojos abiertos esperando a que suene para ponerme en pie. En esta ocasión me levante a las 3:30 a.m. para comer algo muy ligero e ir en busca de otros chicos para ir a la playa (Álvaro, José Manuel y Luismi).
Al llegar al punto de encuentro ya había un gran ambiente. Esta vez no pudo ser la playa ya que la carretera de acceso estaba cortada por obras, así que este punto de reunión fue en la propia carretera. Lo primero que hicimos fue saludar e intercambiar algunas palabras con los amigos, lo segundo fue entregar los kilos de comida que habíamos llevado a Suso. Posteriormente nos agrupamos y Suso comento algunas indicaciones a todos los presente. Aunque ya habíamos sobrepasado la hora prevista de partida, 5:00, todos comenzamos esta aventura con gran tranquilidad y paciencia, todos éramos consiente de lo que quedaba por delante.
Paso a paso íbamos avanzando entre la oscuridad de la noche, guiamos por las luces de nuestros frontales. Y poco a poco se fueron formando pequeños grupos, por delante, Jesús, Suso, Arturo y yo. Más o menos así continuamos durante un buen rato. Al llegar a la zona del Lance y pasar las últimas casas ya me toco ir solo, y desde entonces y durante todo el recorrido solo tuve la compañía inseparable de la soledad.
A partir de aquí pocas cosas os puedo comentar. Aunque marchaba solo, iba con un buen ritmo, el cual lo podríamos definir como sin prisas pero sin pausa, bien concentrado en el trabajo. Todavía la noche estaba presente, y algo de frío se sentía, sobe todo de La Corona hacia arriba, ya que habíamos alcanzado a las nueves de la zona, y la niebla era densa.
Sobre las 6:30 – 6:45 los primeres rayos de sol despertaban y en el horizonte la luz del alba. Junto con esto ya se podría apreciar las primeras vistas bellas de la zona. Ya había dejado la zona de nubes y se podría disfrutar de unas bellas vistas de aquel lugar. A mi derecha el valle de La Orotava, a mi izquierda bosques de pinar, detrás, el camino realizado, y al frente mi objetivo, el Teide. A medida que avanzaba su presencia no solo se sentía sino ya era visible, pero todavía lejos, en el horizonte más alto.
Con un tiempo de horas, 15 minutos y 22 segundos, llegue a la ermita (La Fortaleza, unos 2086m). Por allí me encontré un hombre que había pernoctado la noche a la intemperie, y creo que mi presencia le había sorprendido mucho, sobre todo cuando le dije cual había sido mi punto de partida. Momento en cual su sorpresa se había transformado en admiración, y así me dio ánimos para poder continuar. Creo que los chicos que vinieron más tarde les habrán pasado algo parecido. Allí aproveche para beber un poco de agua de una de las garrafas que allí estaba desde el día anterior (el cuñado de Suso se prestó y dejo unas garrafas de agua ¡muchas gracias!)
El Llano de las brujas fue el siguiente paso a dar, y este año supe enlazar correctamente con el sendero 22 que se encuentra al otro lado del mismo. Por aquí, y por primera vez, la inclinación me permitió correr durante unos buenos minutos. A medida que me acercaba a Montaña Blanca, la inclinación tomaba protagonismo y yo tenía que volver al destierro, a caminar. Hacía rato que el reloj había marcado las 8, y el sol estaba comenzando a calentar el aire frío de la noche, natural de esta zona y altura.
Una vez que me encontraba en la base del Teide, sabía que a partir de este momento comenzaba una etapa muy diferente a todo lo anterior. 2704 es la altitud de este punto, de aquí hacia arriba ya es alta, altísima montaña. Las sensaciones son totalmente diferentes, se avanza poco y se hace muy tedioso. La falta de oxígeno se aprecia de forma diferente en cada persona. A algunos les afecta mucho y a otros en menor medida, pero está claro que su presencia, mejor dicho, ausencia, se hace notar. En mi caso particular, no es algo que note claramente. Realmente lo que siento es que la motivación que me guía desaparece, ya no hay ganas de continuar, me planteo el porque de esto. Otra sensación que experimento, es que aunque intente ir lo más rápido que pueda, solo consigo incrementar mínimamente el ritmo. Esta claro que esto es otra historia y nuestro cuerpo se comporta muy diferente a lo habitual. Visto lo visto, toca apechugar con lo que hay, y esta etapa la afronto con calma, a esperar a que se termine. Nos vayáis a pensar que lo paso mal, para nada, lo único es que es diferente, y las sensaciones también, sobre todo la merma de la motivación.
Por esta parte del camino, aunque estamos muy alejados de la civilización, nos encontramos con numerosas gente. Muchas personas realizan esta subida al pico del Teide caminando, eso sí, desde la carretera nacional, y no desde la playa como otros locos. E incluso el destino de estas personas no es el pico, sino el refugio, ya que muchos van a pasar el día y la noche allí. La presencia de estas personas me ayudan a distraerme y a pensar en otras cosas, mientras mí piernas continúan a lo suyo.
Llegado al refugio, y sabiendo los parciales que había hecho el año anterior se que voy a bajar de 5 horas en la subida, eso sí, si no surge nada contradictorio. No paro ni para mirar el bello paisaje de esta zona, y que no se puede contemplar todos los días. Ahora llego a La Rambleta y me doy prisa para entregar el permiso a los guardas y que me permitan acceder al sendero del pico del Teide, el cual me llevara hasta la cima.
Y así llegue hasta el mismísimo pico, marcando mi reloj 4:40:27 (sin tener el cuenta el tramo inicial que no se ha hecho), y con el pertinente cansancio acumulado durante este tiempo. Y aquí, por primera vez, realice mi primera parada, no más de 6 minutos. Los suficientes para recuperar un poco, comer, tomar algunas instantáneas y recrearme un poco la vista, que bien merecido me lo tenía. Según pasan los minutos, el cansancio pasa a un segundo plano, para dejar paso a la felicidad y sobe todo a la gratificación que supone el haber llegado hasta allí (aunque sea por segunda vez). Y también por el tiempo realizado, que es muy bueno, similar a Javi, alias Muflón (un gran deportista y mejor persona, del cual disfrutamos muchos amigos).
Al no haber más subida (afortunadamente) ahora toca bajar, invertir el camino de ascenso para volver a la playa. Me lo tomo con calma ya que las bajadas castigan mucho y aumente el cansancio notablemente. Al llegar a La Rambleta (llegada del teleférico) me cruce con Jesús, y me dio la impresión que llevaba algo de prisa. Al igual que yo, él había bajado su tiempo personal y creo que estuvo entorno a 5 horas algunos minutos. Más abajo me cruce con Suso, intercambiamos algunas palabras y unas fotos con mi móvil. Esto de ver a los amigos mientras bajaba me motivo mucho y así esta parte se me hizo muy amena. De esta forma me fui cruzando con mucha gente, como por ejemplo César, Rafa, Miguel, Álvaro, J. Carlos, Rocío, Irene, Víctor, Darío, Javi, Adán,… (sé que se me escapa algunos nombres, perdón!) Muy especiales y emotivos momentos cada vez que me encontraba con alguien e intercambiábamos algunas impresiones. La motivación y las ganas van en aumento a medida que desciendo metros, al haber más oxigene mis sensaciones van cambiando y veo que mi cuerpo se encuentra más cómodo aunque este cansado.
De la base del Teide hacia abajo siempre solo y corriendo durante todo el trayecto, menos al llegar a la ermita, donde hay que hacer unos metros de subida. Aquí de nuevo bebo un poco de agua y pongo otro poco en uno de los botellines de la riñonera. De momento todo sigue muy bien y todavía soy capaz de seguir corriendo, eso así algo cansado, pero nada fuera de lo normal para la situación. No pierdo mucho tiempo aquí y continúo a lo mío.
La temperatura ha subido unos grados con respecto a la noche y ya se deja notar bastante y cada vez bebo con más frecuencia. Creo recordar que del Pino Llorón hacia abajo ya había algo de niebla, esto ayudo mucho a que la temperatura ahora fuera más baja. Viendo que cada vez quedaba menos para llegar entretenía a mi mente haciendo cálculos del tiempo podía hacer, tomando referencia en puntos clave y teniendo en cuenta los kilómetros que quedaban.
Al llegar a la carretera del Lance me encontré con Emilio, quién se sorprendió al verme. Él tuvo darse la vuelta en montaña blanca a causa su resfriado. Nos saludados con una gran alegría y yo continúe con mi ritmo, que sabiendo lo poco que quedaba estaba apretando bastante.
De pronto me encuentro a lado de mi coche, fin del camino, yo he llegado abajo y esta aventura ha a su fin, a un buen puerto.
Tal y como he comentado al principio, esta es una de esas cosas que no tienen precio y de las cuales he disfrutado mucho. Mezclando deporte, naturaleza, amigos y un sin fin de cosas. Realmente resulta muy gratificante esta ruta. Con esta ya van dos veces y espero volver a repetir el próximo año.
Al igual que el año pasado, aquí están los tiempos, incluyendo una estimación del tramo inicial que falto.
Punto | Tiempo |
La Corona | 0:50:04 |
Pino Llorón | 1:17:06 |
Piedra los Pastores | 1:44:34 |
Fortaleza | 2:18:52 |
Montaña Blanca | 3:03:25 |
Base del Teide | 3:20:33 |
Refugio Altavista | 4:03:30 |
Rambleta | 4:30:57 |
Pico del Teide | 4:43:57 |
Descanso | 0:05:52 |
Rambleta | 4:56:29 |
Refugio Altavista | 5:11:35 |
Base del Teide | 5:32:17 |
Montaña Blanca | 5:42:55 |
Ermita -Fortaleza | 6:13:57 |
Piedra los Pastores | 6:33:01 |
Pino Llorón | 6:44:31 |
La Corona | 6:56:42 |
Playa - Valla | 7:22:37 |